miércoles, 16 de junio de 2010

Renovando metas

“Hay dos tragedias en la vida. Una consiste en no lograr lo que mas se desea. La otra, en lograrlo”. George Bernard Shaw

Al concluir cada semestre en las universidades, o al concluir nuestras carreras y graduarnos, o en las noches de insomnio, o al compartir espacios con amigos de hace tiempo, siempre nos cuestionamos respecto a lo que hemos dejado de lograr y qué cosas son aun sueños por cumplir.

Qué queremos alcanzar en nuestras vidas? Cuàles son nuestras metas? Hacia dònde dirigimos nuestras más fervientes intensiones y enfocamos nuestra más firme determinación?

Recuerdo que cuando iniciaba la carrera de economía, mis amigos más cercanos y yo teníamos como meta trabajar en el Fondo Monetario Internacional (ojo, el FMI entonces aun no había perdido los exámenes de las crisis asiática, rusa, mexicana, brasilera ni la argentina, por lo que seducía la ilusión de trabajar para esa entidad). Esa era la meta. Para esos años concebíamos que si no era el FMI, trabajar para el Citibank también era una meta loable, interesante y retadora . Teníamos el ímpetu de la juventud...nada nos parecía demasiado lejano, nada era imposible de alcanzar.

En la medida en que pasò el tiempo las metas ya reconocidas como demasiado ambiciosas, dieron paso a otras más alcanzables y ya el Banco de la República era la meta. Cuando el Banco parecía demasiado lejano, la ambición dejó de ser ejercer la economía, y ya queríamos simplemente tener unos buenos ingresos. Preferiblemente un trabajo de ejecutivos. Después para algunos, radicarse en España (antes de la actual crisis), para otros Estados Unidos (ídem). Con el tiempo ya no eran sólo puestos lo que queríamos, ya las metas eran carro, casa, matrimonio, hijos...un trabajito estable y conseguir las cosas a un "precio favorable" o incluso metas tan limitadas y cortoplacistas como poder salir el fin de semana. La evanescencia de los sueños dio paso a lo que resultó más práctico, más realizable. Ya reconocimos muchas limitantes y justificamos el no lograr lo que antes nos motivaba.

A pesar de lo ignominioso que resulta, para muchos ya no eran puestos, ni bienes, ni familia, era simplemente felicidad...la más esquiva de las metas para muchos de nosotros. No lo cito con arrogancia, pero ya lo indicó Nietzsche con mucha claridad: la inteligencia es inversamente proporcional a la felicidad...me gustaría que hubiesen caido en mi adolescencia a mis manos, no Unamuno, ni Nietzsche, ni Hesse con su Demián y su Lobo estepario...creo que hubiese sido bueno que publicaciones como Soho...la revista para hombres, alcanzaran el protagonismo literario en esos años. Serian menos exigentes los pensamientos, las reflexiones, las metas...

Cuales son las tragedias? Las que no logramos? Las que logramos? Los libros que cayeron por casualidad a nuestros destinos? Los trabajos alcanzados? Los que no? Los caminos transitados? Los que evitamos?

Pero aún hay tiempo para lograr muchas cosas, todo es alcanzable con determinación y sacrificio. Ahora, cuáles deben ser las metas renovadas?

A respirar hondo y como dicen los que redactan el tarot...velas blancas...muchas velas blancas...

Ahí nos leemos...

1 comentario:

KATERINE dijo...

Bueno tu comentario y estoy muy de acuerdo con ello uno siempre llega a hacerse ciertas preguntas en la vida y por tales siempre cambiamos a medida que va pasando el tiempo, a medida que crecemos y maduramos frente a lo que creemos es correcto pero no hay que dejar de creer puesto que estas metas, triunfos son los que nos mantien en pie en busca de esa felicidad que tanto anoramos....No hay que dejar de sonar.