domingo, 26 de septiembre de 2010

Pensando lo impensable…la lejanía de un conflicto nuclear

Por fín, menos reflexión filosófica y más practicidad…

En los análisis de prospectiva se indica permanentemente que se debe pensar siempre en lo impensable, en sucesos que pocos piensan y que de presentarse cambian los escenarios de gobiernos, empresas, sociedades y en general de todos los actores del planeta; en prospectiva se debe estar preparado para la mayoría de escenarios probables, e incluso posibles. E impensable son muchísimas cosas, cosas que precisamente no se piensan, bien por remotas, o bien por que preferimos hacer caso omiso a las reflexiones, porque pueden comprometer algunas neuronas destinadas para otras más inmediatas y más terrenas. A veces es mejor aplazar los pensamientos, máxime si son complejos... Impensable puede ser pensar en un contacto del cuarto tipo con entidades inteligentes no humanas, quizás se contemple la posibilidad, pero se procura no profundizarla. Hacerlo, es impensable... y hasta ridículo; como ridículo fue manifestar por parte de Mahmud Ahmadineyad, presidente iraní, en la Asamblea de Naciones Unidas esta semana un pensamiento impensable: Que los atentados del 11-S fueron un complot orquestado por Estados Unidos…

Reflexionando en lo que sí es pensable (existe la palabra?), abordé en días pasados un tema geopolítico y pensé que hay temas que damos por sentados y que realmente son improbables, por pensables que sean. Una guerra nuclear es un tema que se piensa y se debate a menudo, pero es realmente improbable.

Me hizo pensar que es pensable la posibilidad, pero que realmente es impensable la probabilidad, un artículo de Johan Bergenas en la última edición de Foreign affairs denominado "The Nuclear Domino Myth, Dismantling Worst-Case Proliferation Scenarios", en el cual recuerda que en la actualidad solo 9 países tienen armas nucleares, Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Corea del Norte e Israel, aunque de los dos últimos se conoce más que de su capacidad real, de Corea del Norte sus ensayos y amenazas constantes y del último sólo su prudencia. A futuro es previsible que se unan al club algunos otros, pero es más un mito la posibilidad de un conflicto nuclear de lo que a veces pensamos. En los conflictos nucleares, de darse, no queda botín para repartir, no queda un pueblo subyugado, no queda nada... y muy probablemente es el mismo escenario entre ambos bandos, quien ataca y quien es atacado.

Si damos un vistazo, vemos que de los 9 países mencionados, 6 son democracias (aunque un par de ellas quizás un poco democracias disfrazadas) y conflictos bélicos entre democracias, ateniendo a la tesis fácil de corroborar, de Norberto Bobbio, no se han presentado. Por esto la potencial pérdida de equilibrio se daría en las naciones no democráticas, ahí debería radicar el trabajo de la agencia de la Naciones Unidas y de las potencias políticas del mundo, es sencillo el razonamiento: No se trata de una carrera de poder, sino de una carrera por la supervivencia, no pensar de esta manera sería un perfecto elogio de la locura o la estulticia incluso lejano de la prudente locura señalada por Erasmo de Rotterdam.

Es evidente que armas nucleares en poder de países islámicos extremistas son preocupantes, máxime cuando se trata, por ejemplo, de países como Pakistán, un país muy inestable con presencia talibán y nada menos que también refugio actual de células de Al Qaeda. Es muy frágil un mundo en el que un país como este posee armas nucleares, pero igual, sigue siendo improbable (esperemos eso, y quienes rezan, recen por ello), pues el pragmatismo y sentimiento de sobrevivencia del ser humano, independientemente de su cultura, creeríamos que prima sobre lo demás, incluido su firme deseo de “borrar de las faz de la tierra” a sus enemigos, como se refiere por ejemplo Ahmadineyad respecto al pueblo judío.

La democratización del mundo no democrático sería un parte de tranquilidad, pero vemos que ese proceso pareciera ralentizarse cada vez más en el mundo actual, y por ello tendremos que pensar en lo impensable…la radicalización de algunas naciones que harán del mundo un mundo inestable. Aunque esperemos que no por ello se pierda el instinto de conservación, pues si este se pierde si sería más probable un conflicto nuclear.

Pero si queremos pensar en conflictos, es más fácil hacerlo refiriéndonos a conflictos perpetuos, esos que no acaban con la especie como los nucleares, pero sí esos que nunca terminan y que por ende garantizan temor en la población, plenos poderes a los que lo ostentan y contribuyen con algunas economías de guerra: La lucha contra el terrorismo y contra las drogas, son un buen ejemplo de luchas perpetuas, esas no tienen enemigo visible ni de fuerzas comparables, esas no comprometen la sobrevivencia de la especie humana.

Para que las luchas perpetuas? La respuesta perfecta es un párrafo del libro 1984, es tan clara que no requiere comentario :

"...El problema era mantener en marcha las ruedas de la industria sin aumentar la riqueza real del mundo. Los bienes habían de ser producidos, pero no distribuidos. Y, en la práctica, la única manera de lograr esto era la guerra continua.

El acto esencial de la guerra es la destrucción, no forzosamente de vidas humanas, sino de los productos del trabajo. La guerra es una manera de pulverizar o de hundir en el fondo del mar los materiales que en la paz constante podrían emplearse para que las masas gozaran de excesiva comodidad y, con ello, se hicieran a la larga demasiado inteligentes."

Ahí nos leemos…