Recuerdo que por allá a mediados de la década de los 90 estuvieron de moda los poemas de Mario Benedetti y que incluso salió una película argentina que se llamaba “El lado oscuro del corazón” inspirada en el poeta uruguayo. Recuerdo que los amigos de mi generación (Otros auténticos decadentes fanes de Los Auténticos decadentes y su “Guitarra”) fuimos a ver esa película y salimos absolutamente románticos…Hoy ya no tienen ese poder las películas… Hace poco oí nuevamente un par de poemas de Benedetti y recuerdo que fueron quizás los que hace casi 15 años calaron más en mi: “No te salves“ y “Rostro de vos”. Este último, “Rostro de vos” es como para despecho, cuando se ama y no se es correspondido (o por lo menos eso creo, a veces es complejo interpretar lo que quieren decir los poetas). Pero “No te salves”, ese sí es un poema que aplica para cualquiera y es dedicable (¡?Palabra borgiana?) entre relaciones no necesariamente románticas.
Pero, al igual que en la película, los poemas calan y se vuelven más trascendentales cuando se pone voz de argentino y se leen absolutamente despacio… (no con voz paisa porque sonamos a Uribe y ya no está en el poder…ya toca sonar más a cachaco…), cuasi susurrando al oído de alguien. Así erizan los pelos los poemas estos…
El poema de Benedetti dice:
NO TE SALVES
No te quedes inmóvil al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora ni nunca. .
No te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo
no dejes caer lo párpados pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo.
Hasta aquí son excelentes invitaciones las de Benedetti (que a propósito, Q.E.P.D), a veces quisiéramos cachetear al mundo, a nuestros amigos, a nuestros estudiantes, a nuestros colegas, a nuestros hijos, a nuestra sociedad en su conjunto, a nosotros mismos. Por qué? Por que se quedan inmóviles, porque congelan el júbilo (léase todo se torna intrascendental), porque quieren con desgana, porque se salvan…Y salvarse es casi una máxima de esta sociedad occidental, o en este plano o en el más allá, pero como sea, salvarse. Y para ello se hace, hacemos, lo que dice Benedetti no deberíamos hacer, llenarnos de calma, reservamos del mundo sólo un rincón tranquilo, dejamos caer los párpados pesados como juicios, nos quedamos sin labios, nos pensamos sin sangre (¿) y nos juzgamos sin tiempo (¿?).
Esta es sólo la mitad del poema, la otra mitad incluye la condena:
Pero si pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el jubilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo
Salvo la indiferencia religiosa (ojo, no ateísmo, son diferentes) que hoy me alberga y el insomnio incurable, creo que estoy haciendo todo lo que hace 15 años creí no haría para salvarme, salvarme entonces sonaba insoportable (Reconozco que entonces era Nietzscheano), hoy busco ante todo del mundo, sólo un rincón tranquilo…entonces? Creo que no me quedo conmigo.
PDs:
1. El “migo” de hace 15 años
2. Prometo escribir algo más pragmático en el próximo blog, algo más alegre, como la paz mundial…
Ahí nos leemos…